Que
llegó el momento de esforzaste al máximo aún más de lo que
puedas imaginarte, de no rendirte por un mal salto, de mirar al frente, de
correr a toda leche, batir y que suene la tabla como nunca, elevarte, sentir
que vuelas en el aire, subir los brazos y las piernas, tirar de los abdominales para
adelante, llegó la hora de caer, de sentir la arena sobre tu espalda, de
mancharte un poquito. Te levantas, te sacudes y miras el foso, parece que es
bastante, lo que tú querías, lo que deseabas, y sí, era verdad, te midieron y
te habías superado, viste que el esfuerzo de cada día, que estar horas
repitiendo lo mismo una y otra vez…merecieron la pena.
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